Narración de un Sueño (Abreviado)
Te soñé aquí, a mi lado: suave, aterciopelada. Toqué con mis
manos tus cabellos y mis motivos se volvieron más austeros cuando caí en la
cuenta que mi modestia de tenerte en mis pensamientos me limitaba a tenerte
físicamente. Mi empedernido gusto por lo difícil me llevó a cometer un crimen
contra la fragilidad de nuestros sentimientos y es allí donde entras en escena.
Recosté mi cabeza, llena de tumores y vacíos que olían a
veneno, a resaca de los besos que nunca me han regalado y al amor que temo por
no haberle encontrado, o no haberme encontrado.
Libre batallas contra la amnistía del amor ciego, logrando opacar
algunos sentimientos que flotaban a flor de piel. Todas las noches esperaba mi
almohada, recibir algún despecho, una lágrima o una mirada. Nunca pensé que
fuera un sueño, y por eso alcé mi voz contra los tormentos de la esperanza que
esparcían mis ojos. Cargaba sobre los hombros un pequeño cartel, llamándote a
gritos y pidiéndote que lo vieras. Era de noche y yo lo miraba claramente,
íbamos frente a unos árboles de eucalipto y solo veía la tierra en mis zapatos.
Nunca había estado más solo que cuando huía, del
apoderamiento del territorio blindado de tu alma, nada sobrepasaba mis barreras
sentimentales, y sin embargo allí estabas, sentada en una esquina de ese
recuadro negro, sin luz, opaco pero difuminado justo en ese sitio. No se si
eran tus ojos, si eran los míos, conseguía divisar tus labios, mas no los míos.
Todo fue en vano, quizá el amor no existió. Si lo hizo, una semilla en mi habrá
dejado, mas si siempre me obvió, nunca le buscaré. Quiero destronarle esa
corona, aunque besarte sea mi única compasión.
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